jueves, 21 de abril de 2011


Cansada, ya no solo físicamente,
cansada mentalmente de muchas cosas,
cosas oscuras y siniestras,
tan terroríficas como la más oscura pesadilla,
como el sueño que te atrapa y te rodea en un ambiente claustrofóbico,
donde el arrullo de una madre falta,
donde apenas queda perceptible el candor de la dulzura,
donde la inocencia es un juego de niños,
donde las maravillas de divagadoras mentes quedan difuminadas como diluidas en un suero cristalino,
que no dejan de ser mis lágrimas humildes pidiendo cosas para mi desconocidas.

¿Dónde se cruzan las fronteras de lo real y lo intangible?
Por favor, decidme dónde para que pueda encontrarlas y dejarme envolver en la niebla aturdidora.

Atmósfera de ensueños y temores,
el sentir,
regalo divino,
impuesto castigo.

Como pétalos de humo y hiel, mordaz bocado, destartalado regazo,
ojos distraídos a conciencia en un mar de seda deslizante,
que entre mis ojos encendidos por el llanto recoge ahora lágrimas amargas, cosechadas a hoz.
Lámina afilada segadora, cruel herramienta suspicaz, dañina cuan que bella cuando la luz brilla sobre tu carcasa.

Víboras acechando a cada esquina,
viles palabras cruelmente lanzadas sobre el frescor ya seco,
todo fuera de lugar,
mezclado sin sentido en un maremágnum catastrófico sin fin,
espiral anodina de penurias y maldad...

Desaparece ya sin más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario